Meghan Sims Conoce algunos puntos importantes alrededor de la a grasa corporal: lo bueno, lo malo y lo feo. sigue leyendo.
¿Sabes esa basura que tienes en el maletero, ese relleno extra que odias en las caderas y el trasero? Puede que no te guste su aspecto, pero no es necesariamente malo para ti. Sin embargo, la grasa que rodea tu tripa es otra historia, de hecho, puede ser mortal.
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La grasa “buena”
Empecemos por la grasa “buena”: la capa de grasa que se encuentra justo debajo de la piel en la mitad inferior del cuerpo. Se llama grasa subcutánea y no es necesariamente lo peor que se puede tener. La grasa subcutánea da lugar a dos hormonas metabólicas beneficiosas: la leptina, la hormona que le dice a tu cuerpo que se aferre al peso o lo suelte, y la adiponectina, una hormona que reduce el azúcar en sangre. Un estudio de Harvard descubrió que la grasa subcutánea podría ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir la diabetes.
La grasa de la zona del estómago, en cambio, es una mala noticia. Conocida como grasa visceral, está escondida en lo más profundo, así que, aunque no tengas una barriga prominente (una señal para algunos de que la tienen), podrías albergar este tipo de grasa “mala”.
La grasa “mala”
La grasa visceral se encuentra muy por debajo de la piel, donde rodea los órganos y desencadena una dañina tormenta hormonal. Tener esta grasa metabólicamente horrible ralentiza tu metabolismo, disminuye la hormona del crecimiento, eleva el cortisol, crea resistencia a la insulina y aumenta tu riesgo de padecer todo tipo de enfermedades, incluyendo diabetes, enfermedades cardíacas, presión arterial alta y enfermedad del hígado graso.
Aumentas el riesgo de tener grasa visceral cuando tienes sobrepeso, así que ¿cómo puedes perderla? Con dieta balanceada rica en proteínas, nutrientes y ejercicio. Si te cuidas, reducirás la grasa visceral y disminuirás el riesgo de sufrir todos los problemas de salud asociados a ella.
